En un mundo tan convulsionado donde más de una vez nos encontramos sobrepasados de obligaciones, responsabilidades, falta de tiempo, hay un momento donde nuestra mente debe parar, nuestra alma debe aquietarse para poder pensar mejor, dejar de lado los pensamientos que nos agobian para dar luz a las verdaderas cosas que nos hacen felices.

Y así son todos y cada uno de los momentos, situaciones y experiencias que hemos de vivir, todo llega en su momento justo y exacto, cuando estamos preparados. Porque si por alguna razón, se produjeran antes de tiempo, dejaríamos pasar la oportunidad, y ya más nunca la volveríamos a experimentar ese exacto y justo momento.

Por eso es tan importante aquietar nuestra Alma, respirar, confiar y esperar…Trabajar cada día dando lo mejor de nosotros mismos, sin angustia, porque lo que ha de ser será, y si no, es porque no nos convenía o no estábamos preparados para ello.

Aquietar el alma, es rezar a nuestra forma, confiar en Dios o en ese ser superior que nos da su infinita sabiduría, siempre pondrá en nuestro camino, aquello que es mejor para cada uno de nosotros, no importa de lo que se trate, incluso, a veces una enfermedad es una oportunidad para crecer, para aprender, para enseñar, y para evolucionar como seres vivos, como humanos y como personas de bien.

La verdadera felicidad no está en tener sino en ser!

Nuestro hogar se enriquece con una mascota, quien no ha tratado de escapar de un día triste acompañado de ellos, Respetar, educar, cuidar, aprender, entender, corresponder, compartir, alegrar, investigar, jugar y son acciones que tienen que fluir  a diario.

Las mascotas tienen un alma que depende en buena fe de la relación con la tuya y otros animales de su especie. No te desligues de sus necesidades y logra humanidad a su lado, jamás  dudes de tu capacidad de amar para poder amarlos mucho mas, todos los días de tu vida.

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